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Una carta para mi



¿Alguna vez has dicho o al menos has pensado? “Me gustaría ser como ella” o “quisiera tener lo que ella tiene”. Estas o más preguntas similares pueden invadir tu mente, creando ideas que te hacen compararte y sentir que necesitas ser como alguien más para ser una mejor versión de ti misma o para sentirte realizada y en plenitud. Muchas veces el temor, la duda o la inseguridad no te permiten desarrollarte con todo el potencial que Dios ha depositado en ti.

¡Eres tan maravillosa que Dios te ha creado de manera única!

Salmos 139:14 NVI lo describe diciendo: “¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”


¿Sabes? Una mujer no tiene la necesidad de compararse con otra mujer, con la intención de descubrir si es “mejor o inferior” a ella, está bien si admiras a otras mujeres por lo que hacen o por la forma en que se desarrollan en un área que es de tu interés y aprendes de ellas; sin embargo, el mundo virtual en el que vivimos ahora, en ocasiones puede inclinarte a observar en las redes sociales, la vida de esa chica o mujer que admiras y que “tiene aquello que también te gustaría tener” o que “lleva el estilo de vida que tú quisieras.” Las comparaciones no solo surgen al navegar en el mundo virtual. Sino también, al convivir con otras mujeres, una idea equivocada es creer que las demás son una competencia y deberías ser mejor que ellas o que “siempre debe existir la envidia porque son mujeres y es parte de su naturaleza.”


Conozco a muchas mujeres (jóvenes y adultas) a quienes admiro por las diferentes formas en que destacan en su área y he comprendido que cada una tiene un rol específico, incluyéndonos a ti y a mí. Quiero compartirte algunos aspectos en los que puedes desarrollarte: En los deportes, acción social, canto, baile o danza, las matemáticas, la pintura, el diseño, mercadotecnia, relaciones de negocio, liderazgo, docencia, creación de contenido digital, el área de salud, emprendimiento, organización y planificación, área de comunicaciones y la lista continúa. Lo anterior, no solo aplica a lo que llamamos el “ámbito secular”, sino también en el Ministerio, dentro de la iglesia hay mucho en lo que puedes servir y apoyar; ¡Cuidado! No siempre será desde un altar o escenario, también puede ser en las áreas que nadie ve, en donde pocos reconocen o aplauden, si Dios te ha guiado a hacer algo en esa área, ahí también es un espacio para desarrollarte y compartir lo que hay en ti.


Lee el artículo complento descarga y comparte para bendecir más vidas.



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