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No desperdicies tu Cuarentena

Estos son días extraños. Atípicos. Inusuales. La última pandemia de estas

proporciones fue en el año 1918. Esto es algo nuevo. Y por ende, atemorizante.

Como todo lo nuevo, claro.




Estos son días extraños. Atípicos. Inusuales. La última pandemia de estas

proporciones fue en el año 1918. Esto es algo nuevo. Y por ende, atemorizante.

Como todo lo nuevo, claro.


La incertidumbre galopa con libertad.

Mucha gente está sin empleo. Es difícil reunirnos con familiares a quienes

amamos mucho. Y el flujo de malas noticias invaden no sólo la sala de nuestra casa sino las habitaciones más íntimas de nuestro consciente colectivo.


El miedo está disponible las 24 horas del día los 7 días de la semana y también cuenta con entrega a domicilio.


Son días...raros.


Pero, al mismo tiempo considero que en la inmensa soberanía y sabiduría de Dios, la cual trasciende mi mente limitada y finita, este es un espacio que puede ser catalogado como materia prima de redención, pues en esta interrupción de lo cotidiano a lo mejor tenemos un poco más de tiempo de lo normal para detenernos y reflexionar larga y concienzudamente sobre la condición de nuestro corazón y el rumbo de nuestros pasos.


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