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La Iglesia Como Comunidad Solidaria


¿Quieres ser una Iglesia Solidaria? deberías leer éste artículo para que te anime mas para serlo.

El recuerdo está fresco. Recién había salido del trabajo e iba bebiendo un sorbo de un café mocca, cuando de pronto mi mamá me envió un mensaje que la llamara por algo que era urgente.

Y vaya que sí resultó serlo. Mi mamá me informó que los doctores habían desahuciado a mi abuela.

Ningún tratamiento u operación impedirían el avance implacable de su enfermedad. Lo único que quedaba, era esperar su inevitable muerte. Que en efecto llegaría unos días después del fatídico diagnóstico.

La noticia me golpeó más porque en ese momento todo me estaba saliendo bien. Estaba avanzando en mis estudios, viendo frutos en el ministerio de jóvenes y teniendo buenos resultados en mi trabajo. Pero, de un momento a otro, fui sacudido. Los días antes y después de su muerte fueron difíciles. Especialmente porque sentí que Dios actuó injustamente con mi abuela. Ella era el tipo de persona que siempre estaba dispuesta a servir al Señor ya su obra. Casi todos los fines de semana ella estaba involucrada en una actividad para recaudar fondos para la iglesia a la que ella pertenecía.

Ella tenía la costumbre de ofrecer comida a quien llegara a visitarla. Por eso, su casa estaba lleno de gente desconocida para mí. Porque ellos sabían que la hermana Josefa no los iba a dejar ir con hambre.En verdad fueron días duros. Mis ojos todavía se humedecen cuando recuerdo lo que pasó.

Es sorprendente como la vida destruye la falsa ilusión de que tú tienes el control de las cosas.Tal vez no has perdido a un ser amado, pero has atravesado algo similar. Puede ser que conozcas lo que significa que tu mundo se derrumbe. O lo que es peor aún, puede que en este momento tu vida se esté derrumbando y no hay nada que puedes hacer al respecto.

Tal vez invertiste energía, recursos y tiempo en lanzar una iniciativa empresarial, sólo para saborear el fracaso amargo y querer renunciar a todo.A lo mejor iniciaste el ministerio con deseos de cambiar el mundo,pero después de experimentar de primera mano lo desgastante que la obra del ministerio puede ser, pensaste.A lo mejor iniciaste el ministerio con ganas de cambiar el mundo.

Pero, sentiste el dolor de la traición por parte de quienes prometieron ayudarte a cumplir la visión de Dios para la iglesia.Es probable que te ilusionaste en una relación amorosa. Y todo era color de rosa. Hasta que te diste cuenta que jugaron contigo.Cuando estás pasando por cosas como estas hay algo que es seguro que no deseas escuchar: Consejos simplistas de parte de quienes no tienen la menor idea de cómo te sientes.

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