Si eres de los que usan las redes sociales a cada rato para compartir, te va interesar éste artículo...
Imagina alguien te dijera que tus mejores amigos, inconversos, pasan alrededor de 3 a 4 horas al día en cierto lugar. ¿Qué es lo que harías? Si te apasiona ganar almas para Cristo, irías a ese lugar a conectarte, de alguna manera, con las personas que están ahí para hablarles acerca de Cristo.
Pues, esto es una realidad con las redes sociales. De la misma manera que en el siglo 1, Dios providencialmente estableció los caminos de Roma e hizo que la comunicación en el imperio romano fuera más fluida y esto benefició a la expansión del evangelio. En la actualidad, Dios en su sabiduría ha permitido que el mundo esté conectado de cierta forma a través de las redes sociales.
Por ejemplo, según estadísticas de la organización Campus Cruzade, Facebook es la tercera población más grande del mundo. Después de China y la India.Más de la mitad de la población del mundo es menor de 30 años y son más las personas que tienen un smartphone que las que tienen un cepillo de dientes. Es más, estudios han reflejado que los jóvenes estudiantes colegiales y universitarios pasan un promedio de 3 horas y media a diario en las redes sociales.
Ante, esta realidad, podemos tomar dos caminos: El primero es rechazarlo. Es decir, batir el puño ante la sociedad y gritar a voz en cuello: LAS REDES SOCIALES SON DEL DIABLO.O podemos recibir este medio y redimirlo para la gloria de Dios usándolo como herramienta de evangelismo. ¿Cómo? ¡Aquí hay algunas sugerencias!1.
Comparte tu testimonio.Puedes grabar tu testimonio en corto vídeo en donde digas tres cosas: Como era tu vida antes que Jesús te rescatara. De qué manera Jesús te rescato. Y lo que tu vida sería si Cristo no te hubiera rescatado.Puede que pienses que tu testimonio es “aburrido”.
En algún momento de mi vida yo pensé así también.Crecí en un hogar cristiano. Y asistí a una escuela cristiana. Sin embargo, todo corazón que ha sido regenerado por el Espíritu Santo es un milagro que debe ser celebrado y compartido.
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