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Diseñada para Servir


“Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.” Génesis 12:2 NTV


La clave para encontrar el éxito en la vida y que tu liderazgo sea significativo no es a quién conoces, sino a quién sirves. En algún momento de tu vida seguramente has dicho “quiero marcar la historia” “quiero hacer la diferencia” y has deseado obtener el éxito al hacerlo, pero finalmente te estancas y te desvías persiguiendo relaciones poco auténticas, recolectando obsesivamente aceptación terrenal y construyendo de manera narcisista tu marca e historia.


Hoy quiero que sepas que existe una mejor manera, la cual está enfocada en Dios, en lo que Él ha depositado en ti y en tu esfuerzo por obedecerle. Tu servicio debe convertirse en la base de todas tus decisiones diarias y las tareas principales de tu vida.


Yo creo que el mejor lugar para encontrar la respuesta, es simplemente ver lo que Jesús dijo en la Biblia en Mateo 20:20-28 cuenta sobre un encuentro intenso que Jesús tuvo con “la madre de los hijos de Zebedeo” y sus dos hijos aspirantes: Santiago y Juan. Ella le pidió a Jesús, “Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda”. Sin reparos, Jesús dijo: “el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás”.


Así que Jesús nos enseñó que servir no es solamente el camino al éxito, sino que es el éxito en sí mismo.


¡SI DIOS TE BENDICE ES PARA QUE BENDIGAS


En el 2012, me gradué como Abogada en la Universidad de El Salvador y como todos me encontré con un título y desempleada. Dios me permitió abrir mi oficina jurídica y trabajar de manera independiente junto a dos colegas, pero a los dos años, por la delincuencia en mi país tuvimos que cerrar; recuerdo que una tarde me encontraba sola en la oficina, mis colegas ya habían encontrado otras oportunidades de trabajo, yo seguía ahí y no tenía clientes, habían pagos que realizar y lloré frustrada porque mi sueño se venía al suelo; esa tarde empecé a imprimir varios currículum y hablé con mi Padre Celestial y entre las palabras que le dije en mi oración fueron “Amado Jesús, gracias por lo que hasta hoy me has permitido, llegó el momento de cerrar esta puerta, te pido que abras una puerta en el lugar donde yo sea de bendición para mi familia, para mi iglesia, para la sociedad y que ese trabajo sea de bendición para mí y con el que pueda honrarte.


Fue después de esa oración donde vi la posibilidad de que mi profesión y mi trabajo fuera un puente de bendición y servicio a otros; y no solo como un lugar donde suplir mis necesidades emocionales y económicas; Dios contestó a mi oración y hoy en día me encuentro laborando en una institución del Gobierno en atención y garantía a los derechos de los niños, niñas y adolescentes; desde mi trabajo he conocido casos de adolescentes en conflicto con la ley (maras), niñez en calle, niños y niñas violados o maltratados, mi trabajo se convirtió en un lugar donde he podido ser luz y poder llevar a Jesús a través de mi profesión.


Mis sueños y los sueños de Dios se alinearon y encontré mi propósito, ya que desde mis 13 años había sido maestra de Escuela Bíblica Dominical, siempre he amado a la niñez y adolescencia, encontrarme hoy haciendo lo que más amo en mi vida laboral ha sido una bendición y he confirmado que Dios me ha traído a este lugar. Pregúntate ¿qué lugar está lleno de gente que necesita de mí y mis dones? Ora a Dios pidiendo su guía, luego llega a ese lugar con el deseo de traer vida y gozo a los clientes y los compañeros de trabajo, entonces tendrás propósito verdadero que te permite sobrellevar los días difíciles en cualquier oportunidad laboral que Dios te permita.


No hay un empleo perfecto, pero el servir te crea propósito y contentamiento que puede hacer que aun el trabajo más difícil se sienta como un sueño. Seguramente quieres dejar una huella. Pero a veces tus sueños parecen estar fuera del propósito de Dios, ese que está más allá de tu educación, más allá de tu edad, habilidades, recursos o redes de contactos.


¿Cuál es la clave? Aprendí a ir paso a paso, una persona a la vez, alumbrar la vida de alguien; no puedo cambiar a todo el mundo, pero puedo ser el instrumento de Dios para cambiar el mundo de alguien; lo he vivido desde mi servicio y trabajo.


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