top of page
  • Foto del escritorGECA

¡Dije si!¿ Y ahora qué? | Ellas

Tenía 21 años cuando el Señor me llamó a salir de mi país, estaba muy cómoda ministerialmente sirviendo en mi Iglesia local en diferentes ministerios, pero siempre había querido prepararme bíblicamente con el deseo de servir mejor al Señor. Recuerdo que todo fue algo tan rápido, en cuestión de dos semanas, mi pastor se acercó a mí para decirme que había conocido a una misionera que estaba promocionando la escuela dirigida por unos misioneros americanos en Nicaragua y que si yo deseaba ir a estudiar allá.


A lo que no respondí con ligereza, le pedí al Pastor que me diera un tiempo para orar y pedir confirmación al Señor. Hablé con Dios y con mis padres sobre la puerta que se estaba abriendo; sin embargo, no tenía nada, no tenía el dinero para la matrícula, ni tan siquiera contaba con maleta y vestuario adecuado para salir tan pronto.




Lo sorprendente fue que en esa primer semana Dios confirmó proveyendo todo lo que necesitaba para embarcarme a un nuevo rumbo desconocido, lleno de nuevos retos. Viví muchas experiencias en aquellas aulas de clases no solo de aprendizaje bíblico, sino también encuentros con el Espíritu Santo. Uno de esos días, me dirigí al salón de intercesión con la necesidad de orar y cumplir con un tiempo de intercesión que como estudiantes debíamos hacer diario. El tiempo pasó tan rápido, parecía que las horas se convertían en minutos mientras de rodillas clamaba al Señor por las almas, estaba inclinada totalmente, con la frente en el piso, sentía que no podía levantarme, pues un peso se había apoderado de mí, me dolía el corazón, en medio de mi llanto, un tanto desesperado y una angustia que me abatía por dentro, entendí que no era mi gemir sino el del Espíritu Santo, comprendí el pasaje en el que el Apóstol Pablo les menciona a los Romanos sobre la intercesión del Espíritu Santo, lo cual era una vivencia en ese momento. “…pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Ro. 8:26. No hay intercesión más intensa que la que El Espíritu Santo provoca.


Le completo al DESCARGAR nuestro artículo en PDF y no olvide compartirlo, para bendecir a más vidas.


205 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Kommentare


bottom of page