Ser llamada por Dios para cumplir una labor en específico es uno de los privilegios que como hija de Dios puedes tener. Muchos hombres y mujeres en la historia de la humanidad han sido llamados para ejecutar el plan de Dios aquí en la tierra. El llamado se puede manifestar en diferentes formas, no todas podemos ejercer un mismo rol, sino que como cuerpo de Cristo somos llamadas en diferentes áreas las cuales Dios ha depositado su confianza cada una.
Al ser llamada te hace de alguna manera diferente a las demás, cuando eres llamada por Dios te vuelves una escogida, dejas de vivir la comodidad de un mundo corriente y te sumerges en el mundo de las que hacen que las cosas sucedan. Sin embargo, hay momentos en que la duda puede ser uno de los principales obstáculos para dejar de hacer y cumplir tu llamado. El enemigo te traerá ofertas, dudas y se manifestará de muchas formas para que desistas de lo que Dios te ha escogido.
¿Cómo saber qué fui llamada?
A la luz de las escrituras, quiero presentarte la historia de tres personajes, como referentes para saber que has sido llamada: I.Existe una Pasión por Dios El profeta Jeremías. Jeremías 20:9 Te compartiré algunos comentarios escritos por Martín Lutero sobre el libro de Jeremías. “Jeremías fue un profeta triste, que vivió en un período deplorable y difícil y, lo que es más, su servicio profético fue sumamente difícil ya que estaba luchando y batallando con un pueblo testarudo y de mal talante (carácter). Aparentemente no alcanzó mucho éxito porque experimentó cómo sus enemigos llegaban a ser más y más malvados. Trataron varias veces de matar al profeta. Fueron duros con él, lo azotaron varias veces. No obstante, él viviría para ver con sus ojos cómo su país fue devastado y su pueblo llevado al exilio.”
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