“ No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (San Juan 15:16)
Dios nos eligió para cumplir sus propósitos, no fue algo que se le ocurrió después de haber descubierto que excelentes personas éramos. ¡Nos escogió antes de haber nacido!. Pero no solamente nos escogió, sino que nos brindó el poder y nos entregó el equipo necesario que hemos de utilizar en el cumplimiento de la GRAN COMISIÓN.
Qué gran privilegio y responsabilidad tenemos al haber sido elegidos por Dios mismo. Ahora es iniciativa nuestra, llevar fruto y que permanezca. No podemos tener una actitud pasiva y conformista ante esa misión.
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