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23 de Julio


Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y llegan los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia. (Eclesiastés 12:1 RV 1960)

Un pensamiento de algunos jóvenes es:

Aún no tendré en cuenta a Dios, estoy muy joven.

Ya tendré tiempo para acercarme.

Primero quiero disfrutar la vida.

La vida pasa tan rápido, que no nos damos cuenta de todo lo que perdemos en el camino. No somos conscientes

del tiempo y nos apoyamos en nuestros deseos. La juventud es preciosa si se sabe vivir, si quitamos nuestros intereses y ponemos delante los intereses de Dios.

Nadie puede disfrutar la vida si Cristo no está en su corazón, los placeres pasan y cuando llega la noche cada uno se cuenta que nada fue suficiente. Cristo es el único que puede dar valor y esperanza. Cristo trae alegría y gozo al corazón del joven.

La mayoría de las personas mayores se arrepienten de no haber entregado su juventud a Cristo.

¿Has reconocido al Señor Jesús como salvador de tu vida?

Si no lo has hecho ¿quieres hacerlo ahora mismo?

Si dices que sí, ora al Señor Jesús y pídele que entre a tu corazón, le aseguro que todo cambiará para bien.


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