Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mi, y yo os oiré, y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. (Jeremías 29:12-13)
No tengo nada más que ofrecerte que mi corazón, lo único que Dios espera de ti y de mí es que le busquemos cada día con todo nuestro corazón.
¿Qué tan cerca estás de tu Padre Celestial?
¿Le estas buscando con todo tu corazón?
¿Qué tal si empezamos a enamorarnos más de Dios?