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2 de Septiembre


“ En aquella misma hora Jesùs se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre Señor del cielo y de la tierra…” (Mateo 11:25 )

El Señor nos ha dado ejemplo en todo, y en la alabanza y la adoración no podía ser la excepción. Ahora bien es importante notar que la alabanza que nos presenta Jesucristo es mucho más intima y espontánea. La expresión “ Padre te alabo…” Nos señala pertenencia a un circulo familiar, cercanía y un convivir íntimo. Aspecto importante de observar es que Jesús “ se regocijó en el Espíritu” esto implica:

  1. La alabanza y la adoración deben prevenir de un corazón lleno de amor por nuestro Dios.

  2. Una vida llena y rebosante de la presencia del Espíritu Santo, de forma natural y constante ofrecerá alabanza y adoración con regocijo.

¿ Alabamos a Dios constantemente?

¿ De qué manera manifestamos regocijo al alabar a nuestro Dios?


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